08 febrero, 2008

¿Qué pasó con las treinta monedas que le fueron dadas a Judas para traicionar a Jesús?

Una versión cuenta que Judas Iscariote, arrepentido, volvió ante el sumo sacerdote y el consejo del Sanedrín diciéndoles: "He pecado entregando sangre inocente" (Mateo 27,4) y queriendo devolver el pago pero, al no serle aceptado, las tiró al suelo y se fue, ahorcándose poco después.

Al ser contra la ley sumar dinero de precio de sangre a las arcas del templo, el consejo compró con ellas un campo para enterrar a los extranjeros.

La otra versión es también de los Evangelios, de los Hechos de los apóstoles, y cuenta que fue Judas el que se compró tierras para él mismo pero que, al llegar a ese campo: "Cayó de cabeza, reventó por el medio y quedaron esparcidas todas sus entrañas" (Hechos 1, 18).

Medio tétrico este final. Tradicionalmente se acepta la primera versione, que es más piadosa al mencionar el arrepentimiento. Igualmente, en ambos casos esas treinta malditas monedas de plata tuvieron como fin ser el pago de unas tierras a las que la gente de la época llamaban "campo de sangre".